Quiero yo intentar entender esta preocupación por el uso de los teléfonos móviles y la edad. Nos avisan constantemente de los múltiples peligros que supone tener un móvil a edades muy tempranas, como intentando determinar cuál es la edad adecuada.
Pero entiendo que el problema -si existe- es el determinado uso que se puede hacer de una tecnología, no la edad. Algún mayor seguro que puede hacer también un mal uso, no acorde a ninguna edad, y eso lo vemos todos los días. Tanto miedo infundido me parece a veces una escapatoria fácil por la que en vez de enseñar el uso pertinente y adecuado, determinamos cuándo se puede tener un móvil. Es como si a partir de la franja que cada cual establezca, el mismo día siguiente, los grandes peligros desaparecieran porque la personita ya consideramos que puede tener un teléfono. Parece algo ridículo.
El meapilismo es una constante en nuestra época. Prestamos atención a toda esta gente que nos avisa de los grandes males que nos acechan y su recomendaciones de prohibición. En realidad si dedicáramos todo ese tiempo a decir que lo suyo sería que pusiéramos esfuerzo en enseñar el mejor uso a los más pequeños, evitaríamos todos esos males. Pero claro, llevamos vidas ajetreadas, no tenemos tiempo como para sentarnos un rato con los pequeños, es más sencillo decir que no, que hasta que no cumplas los X años no tendrás teléfono.
Escuchas de todo. Un padre contaba preocupado que un amigo de su hijo tenía un móvil y por ello no quería invitarle a los acontecimientos del grupo de clase. Suponía que el niño veía porno y todos los demás, en cuanto tenían oportunidad, se reunían a su alrededor para verlo juntos. El problema aquí parece más bien otro que el teléfono, pues si a la corta edad que describía, el grupo de chicos se arremolina entorno a un móvil para ver porno y no a jugar juegos, algo ya se les había escapado a esos padres y no precisamente lo tecnológico. Este mismo hombre llevaba 2 aparatos y los consultaba ambos cada pocos instantes. Yo intuyo allí un problema, quizás sea normal que no quiera que su hijo tenga móvil, pero no estaba hablando -me temo- de su hijo.