Estaría bien que los defensores de la familia y la educación y de que los niños no tengan móvil porque perjudica a ambas así como a los propios niños, pensaran en alguna solución que yo no tengo.
Resulta que los colegios están de vacaciones desde el viernes anterior al Viernes Santo, en algunas Comunidades. Afortunadamente, como diría cualquier persona adoctrinada, el padre y la madre tienen trabajo y la niña unos tíos prejubilados que la pueden ir a recoger y quedarse con ella. La solución más sencilla para una niña orgullosa de sus sobresalientes, es hacer una foto a las notas y mandársela por watsup a sus padres que están trabajando hasta las 9 de la noche y que los reciben en el metro de vuelta a casa. Contra todos los expertos y expertas meapilas, la niña tiene móvil desde muy pequeña y lo puede hacer. No será bueno para su educación según los mismos, pero es una solución a no estar con ella porque no se puede; una mala solución, pues quizás.
Pensemos en soluciones mejores. Las primeras de carácter individual como tanto gusta en estos tiempos del “tú individuo puedes y te voy a facilitar un coaching para demostrártelo”. Cambiar de trabajo, que uno de la pareja deje de trabajar. Y que la niña no tenga móvil, que utilice el de su tía o se espere a que nos veamos el fin de semana.
Pensemos en soluciones colectivas. Evitar que los niños tengan vacaciones de Semana Santa o días que no coincidan con los no laborables. Cambiar la forma que tenemos de entender el mercado laboral.
Al final, la única solución a nuestro alcance mientras nuestra hija esté en edad escolar, unos pocos años de nuestra vida, es que no tenga móvil, para contento de los chupacirios que seguirán ocupando espacio en los medios con la negatividad de las nuevas tecnologías y sus efectos en los niños, la familia y las relaciones. Pero claro, esto parece un poco pobre en comparación con los problemas de fondo que se han enumerado que sí que requerirían una auténtica revolución social.
Para que nadie se enfade porque no aporto más soluciones, va una. Estaría bien una charla en los colegios que explicara a los niños el sistema de opresión al que se verán enfrentados en el futuro. Que les dijera que, como se dejen, el sistema escolar es parte de ese intento por convencerles desde pequeños de que sean acríticos y sumisos. Que por mucho que estudien, la mayoría de ellos se verán envueltos en un sistema laboral explotador, que les sangrarán a impuestos para sostener una maquinaria destinada a reprimirles y sostener los privilegios de unos pocos, intentando, además, camuflarlo para que no lo vean del todo claro. Y que si deciden tener hijos, siempre habrá alguien con objeciones morales a algún comportamiento que estimen vaya en contra de la familia para no hablar del fondo de los problemas que sí que son los que atentan contra la misma, al menos las familias de las clases explotadas.
¿Radical? Tal vez. Pero pensemos si este bombardeo casi constante sobre los peligros de las nuevas tecnologías, parejo a la persecución de las opiniones en las mismas no es lo realmente radical. Pongan ustedes peligros nuevas tecnologías en cualquier buscador y verán.