Ineficiencia

En el libro de sociales de mi hija dice que la Unión Europea la forman 507 millones de personas. ¿Este sistema es tan ineficiente que no puede asumir la entrada de un millón, dos, tres o cuatro de refugiados y refugiadas? Pues parece ser ¿resulta – entonces – mejor, pagar 6 mil millones a Turquía para que atienda a los refugiados y refugiadas?

Imaginemos por un momento que hablamos de un total de 4 millones de personas – pensando en máximos que podrían querer entrar en la UE aunque nadie lo sabe – esto equivaldría a darle a cada una 1.500 euros ¿qué nos hace pensar que darle ese dinero a Turquía será mejor que esto último? ¿qué esperamos que haga Turquía? ¿convertirlo en oro?

Da igual que hablemos de Turquía que de cualquier otro país, porque podría parecer que al hacerlo se nos puede colar en la mente las más que razonables dudas sobre que no cumple con los Derechos Humanos y no es eso en lo que nos queremos centrar (aunque cabe añadir que para no hacerlo asume más peso en el apoyo a refugiados que la UE, lo cual es paradójico). Pensemos solamente si cualquiera de las dos alternativas, pagar a un país o darle 1.500 euros a cada refugiado parece eficiente.

Pongamos, por ver otras alternativas que con ese dinero que estamos dispuestos a pagar, diseñamos una red de atención en nuestros países, por ejemplo ¿para cuántos puestos de trabajo nuevos dan esos 6 mil millones? En España ya hay 60 puestos de trabajo nuevos, en el Ministerio, anticipando la llegada de personas que hasta ahora no se ha producido; cosa que probablemente pase en más países ¿es esto más eficiente? ¿se nos podrían ocurrir otras soluciones que lo fueran?

En todo caso el problema no es de dinero, es que nuestro sistema directamente no funciona y cualquier inyección de recursos es muy posible que acabara con ese mismo resultado. Y cada día de los últimos meses que se sigue mareando la perdiz resulta más obvio y más ineficiente.

En este punto se podría añadir que el problema es de voluntad política. Pero es mucho más que eso, la voluntad política no tiene entidad, es en realidad la voluntad de unas personas que viven en la burocracia y esta necesita consumir recursos constantemente de la propia ineficiencia del sistema. No es una crítica a los políticos y políticas, lo es al sistema. Si escuchamos a nuestros representantes políticos estos días, de casi todos los partidos, consideran que la solución propuesta es ilegal, no se puede deportar en masa -coinciden- ¿entonces? ¿cómo los Primeros Ministros y Presidentes, de los mismos partidos que no están de acuerdo, han llegado a proponerla? ¿cómo es posible que ni la primera solución que propusieron ellos mismos, al margen de que fuera buena o no, ni siquiera se ha puesto en practica? ¿quién puede explicar esto? Desde luego no se puede presuponer que sean personas todas poco inteligentes, ni llenas de maldad, eso sería un error.

Llegados a este punto, los ciudadanos y las ciudadanas, nos acercamos más a comprender que el auge de posturas muy duras, racistas, de partidos políticos que están al alza, no se pueden explicar tampoco por esas personas que están en tiendas de campaña al otro lado de unas verjas. Por muchas que sean, desafortunadamente no tienen ese poder pues si lo tuvieran el resultado sería el contrario, por su propia necesidad e interés. Lo que nos lleva a preguntarnos el motivo que tiene nuestro sistema para defenderse a sí mismo de esta manera, la necesidad de vivir de sí mismo, incluso si ello supone favorecer que el número de individuos, europeos y europeas que se radicalizan, crezca tan rápido, como si la historia no nos hubiera enseñado nada de cómo se destruye a sí mismo cualquier sistema.

Stafford Beer escribía: “Así pues, no es válido decir que la única manera de preservar la libertad es el ser tan sumamente ineficientes que la libertad no se sienta ni siquiera amenazada.”

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