Pactar o negociar

La palabra pactar está siendo la más utilizada en estos días, justo después de la formación de gobierno. Está muy bien porque lo que nos estamos jugando es el modelo de bienestar europeo, esa es la discusión de fondo. Y, por lo que hasta ahora sabemos, el modelo ha dependido del acuerdo entre cristianodemócratas y socialdemócratas, tanto para su creación y desarrollo como para sus recortes.

También parece que los europeos somos partidarios de un sistema redistributivo basado en una lógica progresiva, es decir, que aporta más el que más tiene. Europeos son, obviamente, también las personas que defienden los intereses de grandes y poderosos y que son más partidarios de un sistema a la estadounidense, incluso de no contribuir si ello es posible. Pero estos ya se defienden muy bien solitos.

A nadie se le escapa que si se tiene una vocación pactista ésta se podría haber desarrollado antes, los cuatro años y 300 días en solitario, por lo que creerse que se trata de algo más que una estrategia es un acto de fe. Al final puede pasar que tanto hablar de pacto, si estos no llegaran, se culpe a los demás, pues no en vano ya nos hartamos nosotros de pronunciar la palabra. Es cuestión de sentarse a esperar y ver.

Pero otra cuestión importante es sobre qué se puede pactar. No es que ciertas partes de una ley sobre educación no sean importantes o la legislación laboral, el caso es que estas estarán siempre dentro de un contexto más amplio que es el modelo que se quiere. Y sobre eso no se pactará, siquiera parece que esté previsto hablar de ello. La lógica que nos domina es la de “no se puede hacer otra cosa”, esto nos lo imponen, aquello lo hemos comprometido y no podemos faltar a nuestra palabra (aquí van sonrisas), nos debemos a unos socios… Mientras, no conviene olvidar que en Europa se maneja el término de PIGS (Portugal, Italia, Grecia, Spain) para referirse a países como el nuestro, queriendo significar que somos unos aprovechados. Estando en nuestra raíz cultural quijotesca, nosotros en vez de combatir este estereotipo injusto, apretamos más en casa para demostrar que se equivocan, argumentando que no se puede hacer otra cosa.

Entonces pactar es llegar a acuerdos, pero la pregunta es si estos ya existen y por lo tanto no hace falta pactar nada. En tal caso sería más adecuado usar la expresión negociar, que viene a querer decir que se trata de encontrar la mejor manera de llevar algo a buen término. Se puede negociar para hacerlo de esta manera o de esta otra, pero el objetivo ya está decidido.

Puede que la elección de pacto en vez de negociación sea por casualidad. Pero también puede que no, puesto que en nuestras cabezas negociar implica reconocer a la otra parte y pactar… pues no lo sabemos tan claro, aunque la palabra suene más bonita. Lo que podría preocuparnos es si el gran pacto sobre el modelo europeo de bienestar está roto y entonces sería pertinente preguntarnos cuándo lo han negociado con nosotros y qué hemos decidido que lo sustituye.

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