Patentes o humanos

Sería mi deseo que algunas de esas personas que están todo el rato criticando a los demás por sus comportamientos ante las restricciones, fijaran por un momento su atención en las vacunas. En concreto la idea remota de hacer públicas las patentes.

El conocimiento humano no debe privatizarse por medio de empresas, menos evitando que beneficie a todos y a todas ante un problema global como el que enfrentamos (y, que es global, no se cansan de repetirlo desde los micrófonos). En este caso concreto, si la salud es lo primero y por la misma podemos recortar libertades y decidir quién abre o cierra, también es posible decidir que las fórmulas sean públicas y accesibles en todos lados. Aunque solo sea por egoísmo, cabe pensar que el problema no estará controlado hasta que la vacunación se extendida por todo el planeta. Humanamente, además, no parece lo mejor que en tu rincón del mundo estés vacunado y que en otros la gente que allí habita siga padeciendo por años -tal vez- el lastre de algo que sabes cómo evitar. Y, también, que un virus que se ha demostrado tan eficiente siga circulando descontrolado, no estamos seguros qué posibles mutaciones o adaptaciones puede suponer y si al hacerlo tirará por tierra todos los esfuerzos locales. En todo caso, todavía no se ha publicado ningún informe científico que recomiende vacunar en unos países y no en otros, creo, espero.

No pocos pensarán que sin garantizar la propiedad intelectual se desincentiva el avance científico, lo que no explicaría cómo avanzó la humanidad antes de su existencia. Pero de lo que estamos hablando no es de la propiedad intelectual de un libro, por ejemplo, es de una empresa que puede apropiarse de esfuerzos colectivos, pero también y generalmente pagados con fondos procedentes del dinero público. No cabe dudar de su legalidad, existe todo un entramando de leyes nacionales e internacionales al respecto, cabe más hacerlo sobre su legitimidad.

Están también quienes argumentan que la dificultad está en la producción, un proceso que es costoso y complicado. No cabe dudarlo, pero no tiene que ver con la patente, puesto que si ésta no está disponible, no es producir la vacuna una decisión que se pueda tomar. Es cierto que otra empresa o estado que no trabajó en la fórmula puede beneficiarse produciéndola e incluso dar con un sistema que permita vender cada dosis más barata. Pues bien, la empresa que sí tiene una patente puede pedir una compensación o no ¿qué importa? ¿de qué estamos hablando? Podemos así alejarnos lo que queramos de la salud de los humanos, hasta que finalmente nos de igual.

Si esto ocurriera, si se liberaran las patentes para que cualquiera pudiera producir vacunas, se rompería la confianza básica en un sistema, pero si no se hace, se legitima el mismo que permite que todos los años mueran una cantidad enorme de personas que no deberían en función del estado de conocimientos actual de la humanidad. Parece una decisión muy complicada, hasta que la que esté en juego sea tu salud también.

Mucho mejor aquí:

https://blogs.publico.es/otrasmiradas/44712/solo-habra-vacunas-para-todos-si-acabamos-con-el-monopolio-de-las-farmaceuticas/

https://ctxt.es/es/20210201/Firmas/34947/Gerardo-Tece-vacunas-negocio-redondo-libre-mercado.htm