Secretaria de Estado de Migraciones, Estimada señora Rumí

Señora Rumí, creo sencillo entender que tiene usted lo que en la calle se denomina un marrón de los gordos como Secretaria de Estado de Inmigración en estos momentos políticos, lo cual queda patente en la entrevista publicada el 18 de diciembre en El País.

A menudo el cultismo “marrón” lleva implícita cierta solidaridad, ese es mi caso y en el sentido de adherirme a su causa. Pero dicho esto, debo proceder a la crítica de su discurso y, siendo breve, cada vez que lo leo encuentro más pegas.

Empieza usted diciendo “La cuestión más urgente es hacer política de inmigración, gestionada desde la solidaridad y alejada de luchas partidistas. Esto tiene un nombre: un pacto de Estado sobre la migración.” y termina “Habrá que hacerlo (cualquier reforma) en una próxima legislatura con tranquilidad, cuando se tenga esa madurez política por parte de todos para la que la inmigración sea objeto de debate riguroso, pero no con unas elecciones a la vista, porque entonces no hay debate.”

No digo que mienta, el análisis puede ser certero, pero la conclusión -todo indica-, es que no se hará nada, ni en esta, ni en las legislaturas que puedan venir, nunca bajo esas premisas. A la vista no está que pueda haber un Pacto de Estado mientras determinados partidos sacan mucho rédito del tema (no sólo en nuestro país), tal como queda reconocido en el titular de la noticia. La experiencia, además, nos dice que nunca en esta política deja de haber unas elecciones a la vista. Y si después de celebrar 40 años de la Constitución todavía tenemos que seguir esperando madurez política, pues permita que me inunde el desaliento. Lo peor es que usted también dice “Al PP este es un tema que le incomoda porque es muy duro decir lo que realmente piensa”. Aquí no puede estar más equivocada, desde mi modesta perspectiva. Cabe recordar que casi lo primero que hizo Pablo Casado al estrenar su cargo fue tender de nuevo la trampa del efecto llamada y el buenismo y los últimos resultados electorales son los que son. A tenor de la entrevista, parece más bien que es su gobierno el que no sabe qué hacer o no quiere hacer nada; lo que no tenemos claro, tampoco, es lo que opina.

Permítame una intuición. Afrontar el tema de la inmigración pero más la intolerancia que a su alrededor se mueve, con valentía desde la izquierda, es clave no sólo para los gobiernos locales, para la propia continuidad de la idea de Europa también.

A lo largo de la entrevista, en varias ocasiones relaciona el tema migratorio con el cumplimiento de la ley:

luchar contra la inmigración irregular con la normativa que tenemos
estoy de acuerdo en cumplir con los acuerdos de devolución con Marruecos
Si tú asaltas (la valla), eres un delincuente y se te tiene que aplicar la norma que corresponda
Es un requisito que está en la ley. No digo que la ley sea perfecta…

Pero luego hace algo muy inquietante cuando dice, al hilo de las devoluciones en caliente: “No estamos de acuerdo, lo hemos dicho en varias ocasiones. Estamos esperando que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos diga qué va a pasar”. Pues discúlpeme si no lo entiendo. Vale que siendo muy estrictos el Poder Ejecutivo no tiene otra función que cumplir la Ley, pero que siendo muy estrictos, y aun así todavía queda el papel de su partido en el Legislativo. ¿No están de acuerdo y tienen que esperar al Tribunal… para que diga lo que va a pasar? Venga ya, este jueguecito nos recuerda al que se sigue en demasiadas parcelas de la vida política estos días.

Después de querer despachar el asunto de la inmigración ilegal ligándolo a la legalidad, lo cual y por definición cierra el círculo a toda posibilidad de acción y decisión, ya viene la costumbre tan española y cristiano-occidental de repartir culpas. La culpa es de la EU y de Marruecos. Vaya. Todo lo más que podemos hacer es recuperar la idea de cooperación con los países pobrecitos, pero no cualquier cooperación, la que esté ligada al comercio. Vaya.

Se trata de que Marruecos no tenga ninguna excusa para no colaborar
La burocracia europea, que es exacerbada.

Y por si cabe alguna duda, el otro gran recurso que acompaña a los demás en estos casos, es el de la complejidad. Usted tiene la oportunidad de explicarse largo y tendido, pero zanja los temas por su complejidad. Pues ha desaprovechado otra gran oportunidad para convencer y “hacer pedagogía” quiera lo que sea eso, a los algo simplistas de los ciudadanos que, como es mi caso, lean la entrevista.

Pero no te puedo dar soluciones para todos los problemas porque es un tema complejo y no puede haber respuestas, ni mensajes simples.

Gracias señora Rumí, lo cierto es que nos lo ha explicado de una forma muy sencilla y que podemos entender. No hace falta decir mucho más, quizás sólo explicar cómo se gestiona, escuchado lo dicho, desde la solidaridad, ya por curiosidad o ¿es otra expresión vacía?

La cuestión más urgente es hacer política de inmigración, gestionada “desde la solidaridad” y alejada de luchas partidistas.