Si el rapero Pablo Hasél es condenado, será una nueva vergüenza para este país. Como la cosa siga así, dentro de poco nos veo como en Polonia, sacando leyes para condenar el uso de expresiones concretas . Y, por supuesto, metiendo en chirona, por ejemplo, a los de las chririgotas. En esta misma línea, si nos ponemos, cabría antes condenar las canciones machistas que, además, son mayoría ¿Quién se atreve con este melón? Y ya para gustos los colores, si condenan a Pablo Hasél por que no a Juan Antonio Benito de Dios por su carta a García Escudero, para mí tiene más delito, empezando porque es un cargo público. Los ejemplos de personas cuyas opiniones considero despreciables son demasiados, pero prefiero criticarlas a que no las puedan expresar.
Aunque lo parezca, no es una broma, es este un movimiento contra el más esencial de nuestros derechos. Y podríamos empezar con las disquisiciones jurídicas, lo que no nos llevaría a lado alguno. La Ley no es divina, eso ya lo superamos, la hacen los poderosos y la interpretan ellos mismos, humanos todos que defienden sus intereses y cualquier cosa es posible bajo ese paraguas; lo estamos viendo en este país tecnificado de procesos jurídicos cuya maraña ya no nos deja ver ni el sentido primero del sistema judicial. Es tan sencillo y tan complicado como eso. Pero sigue resultando bochornoso escuchar a este hombre en el juicio justificando por qué defiende unas ideas que en principio no debería ser por lo que es juzgado, sino porque las mismas hayan podido generar odio y violencia. ¿Su finalidad con esta actividad cuál es? -es la pregunta que le hace una amable señora en el juicio-. Lamentable. ¿Y la suya señora, cuál es?
¿Realmente tan mal se las está viendo el poder que tiene que perseguir a este tipo de personas que han existido siempre, afortunadamente, y que protestan, denuncian, señalan incoherencias del propio poder aunque de paso las suyas? ¿Es una muestra más de la decadencia de este sistema como ya antes ocurrió con otros?
Y no, yo no voy a añadir la coletilla de que me parecen mal sus opiniones, que se puede ser menos grosero o bestia. Lo siento, decidiré o no escuchar sus canciones ahora que lo conozco, pero nada es tan importante como que pueda hacerlas si es lo que quiere.