Voy a intentar defender que el estilo comunicativo de algunas autoridades y no pocos personajes con influencia pública (y otros más anónimos) durante la pandemia, ha sido autoritario, no que ellos y ellas lo fueran necesariamente. El uso continuo de mensajes contradictorios ha tenido y tiene como consecuencia que cualquier forma de proceder ciudadana estaba destinada de antemano al fracaso. El emisor tenía todo el poder de juzgar y sancionar una cosa y la contraria, dejando al receptor sin posibilidad de réplica, siendo siempre culpable. Y si esto es cierto, que seguramente no, una de las preguntas que se pueden
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