Lo ocurrido en Ceuta tras Marruecos facilitar una entrada descontrolada de personas, muchas menores de edad, ha dejado tantas expresiones de racismo que resulta complicado atenderlas. No obstante, la mayor parte de análisis en los medios y desde la política se han centrado en la perspectiva de las relaciones entre dos estados, uno (varios, la UE) que paga por mantener a determinadas personas del otro lado, otro que juega a dejar de hacerlo cuando quiere presionar por algún motivo. Si no cabe restarle importancia a este segundo, menos al primer tipo de análisis porque el racismo está descontrolado, sin freno,
Sigue leyendo