La noticia fue que un pueblo italiano montó barricadas para no permitir que entraran al mismo 12 mujeres y 8 niños refugiados. El Mundo trata la misma de una manera bastante aséptica -es una noticia- relata lo ocurrido y ofrece información sobre cómo pasó y algunos datos generales. La cuestión es ver luego la cascada de opiniones en forma de comentarios.
Hemos cogido esos comentarios para analizarlos. Estos se podrán ver en la propia noticia y adjunto a esta entrada va un documento que, quitando todas las referencias, deja sólo el texto. Resulta interesante atender a algunas de las cosas que se dice, cómo se dice y, sobre todo, cómo se relacionan. El caso es que sobre prejuicios y racismo algo se ha estudiado, si bien que más sobre las formas que adoptan en otros lugares, por ejemplo EE.UU que le dedica esfuerzos notables, pero que no son necesariamente las mismas.
Para empezar, en los comentarios que ahora miramos, hay varias críticas a los medios; la primera alega que la noticia intenta colar juicios morales. Las personas del pueblo italiano en cuestión -nos dice-, en base a que pagan impuestos y cumplen la ley, están en su derecho al no querer a estas personas. De formas ligeramente distintas, esta argumentación se repite en varios de los comentarios; ya sabemos que contra la inmigración se utiliza que no pagan impuestos y que son delincuentes o terroristas. Es necesario decir que no se habla de inmigrantes en esta noticia, se habla de mujeres y niños refugiados. La distinción es importante en términos de las legislaciones y convenios distintos que llevan detrás cada una de las palabras, pero más importante aún es entender la necesidad de eliminar esas diferencias.
Era de esperar o más bien deseable que la crisis de refugiados en Europa ayudara a entender mejor esta figura y al hacerlo despertara menos antipatías, pero no ha ocurrido del todo. Era de esperar porque se tiende a atribuir menos responsabilidad a quien es perseguido y sufre violencia que a quien decide voluntariamente irse a otro país. Esta discusión entre las figuras de inmigración y asilo puede ser larga, y no es tan sencilla, pero ahora sólo nos interesa recalcar que suele ser más fácil sentirse cerca de quien tiene una enfermedad desde su nacimiento y por lo tanto no tiene culpa que de quien se piensa que se la causa, como el estudio de las atribuciones sobre las adiciones o el VIH, por ejemplo, demuestran.
¿Por qué se empeñan los medios en meternos el tema de la inmigración con calzador? ¿Por qué juzgar la forma de actuar de las personas, que nos guste o no están en su derecho de reaccionar como deseen? Están en sus casas, sus pueblos, sus ciudades. Pagan sus impuestos y cumplen con la ley. ¿Por qué acoger tiene que ser una obligación y no un derecho de los habitantes del país receptor? Qué manera de crispar una y otra vez, y un día tras otro, y desde hace meses. Me pregunto qué ganan los medios montando toda esta algarabía y juicios morales.
Es llamativa la insinuación de manipulación de los medios puesto que en este caso la noticia es, a nuestro juicio y de nuevo, bastante neutra. Otro de los comentarios recalca que ya era hora de que se dijera algo negativo de Italia dado que parecía que era el gran país favorable y respetuoso de la inmigración. A nada que ves la prensa, no obstante, te das cuenta que Italia acumula toda una serie de noticias sobre acontecimientos racistas bastante amplia.
Es importante el rechazo a ser juzgados que aparece en estas palabras. No pocas de las estrategias para eliminar prejuicios y racismo pasan por la presión social bajo la idea de que si se sancionan determinadas expresiones públicas esto supondrá, en primer lugar, una inhibición por miedo al rechazo o la sanción ya sea esta legal o social y, a la postre, se acabará interiorizando, llegando a cambiar el contenido de fondo que mueve la expresión de prejuicios y racismo. Hasta cierto punto cabe pensar que la estrategia funciona pues del comentario se desprende ese rechazo a ser juzgados y por lo tanto que cierta presión se siente, aunque se resiste. Los grupos sociales o las personas dentro de los mismos que se consideran mayoritarios, grandes o importantes, tienen más capacidad de resistir la categorización. En los comentarios se puede ver la necesidad de determinar que se habla desde una posición mayoritaria y si es posible que representa al auténtico pueblo llano.
Hay bastantes palabras dedicadas a clarificar la Historia, esto también suele ser habitual. Lo que se discute es para determinar si la inmigración española fue más ordenada, mejor que la que hoy acontece. El intento es por justificar que tratemos a las personas como antes nos trataron otros o no porque no es lo mismo aquella inmigración que esta. Pero de nuevo no se ajusta al tema de los refugiados de la noticia que, en principio, tienen un estatuto legal y son reubicados o reasentados, es decir, existe un alto grado de orden en su llegada.
Vaya. Hasta ahora los medios solo nos contaban lo solidaria que era Italia con los presuntos refugiados, lo guays que eran sus politicos y lo concienciados que eran sus oenejetas… pero mira tu por donde parece que alli pasa como aqui. Que la minoria buenista de politicos, oenejetas y artistas repite una y otra vez el “güelcome refuchís”. Pero la mayoria de a pie ya esta mas que harta de que con sus impuestos se subvencione esta imigracion masiva y descontrolada de origen mahometano imposible de integrar.
En este comentario sí que hay algo de conciencia sobre la distinción entre inmigrante y refugiado que se soluciona con la expresión “presuntos refugiados”. Ello está muy posiblemente relacionado con las noticias que alertaban ante la posibilidad de que entre los refugiados hubiera yihadistas. En los recientes atentados en Europa, algunas veces han aparecido como culpables, refugiados. Es interesante ver el agrado con el que se muestra que allí -en Italia- pasa como aquí, se sobre entiende que existe mucho rechazo, y se expresa a modo de consuelo o como por sentirse acompañado.
Los impuestos aparecen ligados a las subvenciones a una inmigración masiva y descontrolada, estando detrás políticos buenistas (que son los menos según uno de los comentarios reconoce) y oenejetas. Los apellidos de la inmigración, en este caso masiva y descontrolada, son recurrentes –siempre- es una estrategia discursiva. Vincular asilo e inmigración es sencillo y útil dada la ya larga lista de discursos negativos construidos sobre la segunda.
La idea de buenismo está presente en varios de los comentarios (2) ligada a progres y utopías. En realidad todo este conjunto de expresiones se une a la idea de generar un sentimiento de pena, -lacrimógeno- por estas personas, sentimiento que se rechaza o se califica de estrategia. Es humanamente complicado no sentirse conmovido ante determinadas crudezas por lo que para construir una argumentación se utiliza desde el rechazo a esa estrategia lacrimógena por manipuladora, hasta la innecesaria insistencia en mostrar el tema en los medios. Llevado al extremo, este argumento sería contrario al de la insensibilización por lo terriblemente insoportable que nos transmiten los medios, es decir que miramos sin ver o sentir el telediario, como a veces se argumenta, y pasaría a una petición del público para que determinadas cosas desagradables no aparecieran y así evitar el esfuerzo de encontrar argumentos para aliviarme al conocerlas.
Utopía y buenismo suelen referirse al a) argumento de puertas abiertas y b) no existen medios económicos para hacerse cargo de todo lo malo del mundo. Este “bastante tengo con lo mío” y “aunque queramos no llega para todos” es una máxima inexorable.
Los políticos que nos roban también juegan su papel puesto que en realidad llevan sus vidas en una burbuja, ejemplificada con los colegios privados a los que asisten sus hijos, y no sufren las consecuencias de la inmigración a diario; para ellos es fácil ser buenistas. No importa si es cierto o cuántos hijos de políticos van a colegios privados, menos que los políticos buenistas sean pocos y si estos llevan o no a sus hijos a estos colegios.
En el caso de un comentarista, resulta que ninguno de los partidos con representación parlamentaria podría llegar a solucionar esto y recomienda otros fuera de la representación parlamentaria en el momento, culpando indirectamente a la responsabilidad en el voto de cada cual, de la situación. Otro utiliza las palabras de un pensador de utra izquierda que al parecer así se manifiesta, para justificar que la permisividad con la inmigración acabará decantando el voto hacia el populismo anti inmigración y -cabe suponer- que de utra derecha. Resulta paradójico que si se hace algo distinto a rechazar se acabará rechazando, incluso será peor. La mención a Donald Trump en uno de los comentarios refiriéndose a él como el único que es capaz de resistirse al sistema y por lo cual es castigado por los medios, va en este sentido.
Pero la puerta nunca queda cerrada del todo, se argumenta también que los de aquí ya padecen suficiente y que si eso se llegara a solucionar y sobrara, entonces se podría atender a los demás. Es este un argumento de control, para cuando todo lo demás falla en aliviar – de nuevo – la tensión que se supone uno siente por no preocuparse por los demás; no es así -se plantea- me preocupo por los que están mal, cerca de mi, no soy mala persona. La cuestión en este caso es que las cosas con los de cerca nunca han estado ni estarán bien, nuestros pobrecitos siempre servirán para justificar el no a los otros pobrecitos. Este argumento, llevado también al extremo, expone la necesidad de tener personas cerca que no estén bien, de nuevo para justificarme. Lo paradójico está en que si las personas que están cerca de mi son inmigrantes o refugiados ya no sabemos a qué atenernos, están cerca luego deberían merecer mi atención, entonces es mejor que estén lejos, pero… y si ya están aquí, a las puertas de mi pueblo ¿cómo justifico que no entren?
si usted quiere acojer a alguien me parece muy bien, pero hagalo con su dinero, no con el de todos, y ya de paso firme un aval para que usted con su patrimonio pague las indemnizaciones de los posibles delitos de esos “refugiados” seguro que como usted cree que son buena gente y no delinquiran, no dudara en firmar que usted paga todo lo que ellos causen, lo centrario seria ser generoso con dinero ajeno, hasta ahora no he visto a un proge rascarse el bolsillo para pagar lo que los “pobrecitos refugiados” destrozan ni pagar las indemnizaciones por sus delitos
Es perfectamente comprensible que si alguien es tildado de racista busque estrategias para contra argumentar que no lo es. El racismo liga, en gran parte del imaginario colectivo, directamente con ser mala persona y estar dispuesto a acciones negativas contra otros, y poca gente quiere asumir esto de su persona. Una solución menos deseable es que la persona acepte tal calificación y ya no tenga frenos, ni siquiera gaste energías en intentar construir argumentos, y algún ejemplo hay en estas líneas.
si no os gusta que nos invadan no votéis a los partidos que se consideran demócratas , hay que votar a españa 2000 , a democracia nacional o en el menor de los casos a vox . europa tiene previsto que para antes del año 2050 llegue a españa 12 millones de inmigrantes . así que ya sabéis si al brexit no a europa y todo mi apoyo a donald trump que esta siendo bombardeado por todos los medios para que el sistema no cambie
También es comprensible que ante realidades muy duras por injustas, la tensión emocional ayude a la construcción de todo tipo de barreras que la alivien, aunque estas contribuyan a agravar las situaciones que provocan la ansiedad inicial. Este agravamiento no se produce en el momento de alivio, la consecuencia no es inmediata, es a medio y largo plazo con lo que resulta más complicado asociar causa (mi construcción discursiva) y consecuencia (la situación del otro que me provoca). El rechazo a los refugiados es un callejón sin salida puesto que sólo causa la necesidad de seguir profundizando en el discurso del rechazo, no varía la situación.
Al progre de turno: no vas a conseguir que me sienta mal por no hacerme cargo de la parte que me quieres endosar de tu berenjenal utópico-buenista. A mi no me sobra un duro y lo que tengo lo necesito para los míos. A ti si te sobra, no entiendo como permites que en el cajero de tu barrio haya un sintecho durmiendo. ¿Acaso es más “guay” un refugee? No voy a comprometer mi seguridad ni la de los míos porque un trasnochado enajenado progre patalee sus arengas lacrimogenas. Hay que hacerse refractario a esa irradiación buenista.
Lo normal entonces, es dirigirse a los frenos discursivos y las personas o grupos que se considera los sostienen. Para rechazar o excluir al otro humano ya sabemos que es frecuente recurrir a su progresiva deshumanización, ello alivia la tensión interna. Y que esto salte también a las personas que tienen un discurso distinto es previsible, incluso en una ocasión se menciona a los artistas. No obstante, en las líneas de arriba se juntan todos los palos, el argumento racionalista de la falta de recursos, la necesidad de atender lo cercano si es que atiendo algo, el ataque a los otros por comprometer mi seguridad y el ataque a los que piensan de otra manera haciéndoles responsables de cualquier cosa que pase en el futuro. El insulto “buenista” nos parece desde estas lineas siempre digno de atención, es una maravillosa construcción social, tanto como peligro encierra desde el momento en que “ser bueno” es malo.
Las cuatro grandes lineas discursivas (no hay dinero, lo poco que tenemos para los de aquí, los otros son peligrosos o gorrones y sus defensores inconscientes) presentan un compacto equilibrio. Parece que hace daño la parte emocional de cualquier argumentación contraria, aquella que muestra el sin sentido humano al que nos enfrentamos y el dolor que causa. Y las cuatro ideas se mueven rápido para aliviar esa tensión. Atacar a los políticos o a los medios son recursos útiles, si bien que estos son también usados por las personas que opinan lo contrario, son recursos socialmente compartidos.
La cuestión es que el equilibro de este bloque de ideas no está en el centro con respecto a su opuesto, ocupa una posición de mayor influencia y a veces encuentra o busca refugio en que son muchos los que piensan igual, aunque estén callados. La inacción, por ejemplo, de la UE, se podría pensar que se debe a que unos discursos y otros están estancados, quietos, en equilibrio. Pero sabemos que no es cierto, la amenaza por un futuro con más votos a partidos de utra derecha no sólo aparece en los comentarios, es pieza clave del escenario. Cualquier buenista efectivamente tiene más miedo a esta posibilidad que a cualquier otra circunstancia. Esta amenaza no forma parte del núcleo central de las ideas y es utilizada por -digamos- los dos bloques discursivos, es otra idea satélite, socialmente compartida.
Al compacto bloque de ideas anti asilo-inmigración le resulta muy rentable el bloque de ideas socialmente compartidas. De tal forma, la manipulación de los medios, la negatividad hacia los políticos y la amenaza de radicalización del voto hacia la derecha, es posible que sirvan más a conservar su estabilidad como bloque que a lo contrario. En el plano de los discursos opuestos, no parece que por cada uno anti inmigración-asilo se esgrima otro con suficiente contundencia que lo contrarreste y, además, al compartir el resto aunque sea con intenciones distintas, estos juegan a favor de justificar el rechazo. Entre buenismo y racismo -podríamos decir- que en el plano discursivo es posible que siga ganando este último.
Te tolero lo de xenófobo porque a la vista de tu comentario no sabes lo que significa. Estoy a favor de la emigración cuando el pais receptor necesita de mano de obra. Estoy en contra de que una persona tenga que avandonar su pais por necesidad. Estoy en contra de que un pais deba recibir emigrantes que no necesita por lo problemas que conlleva. Como ves, el único xenófobo aquí eres tú que denigras a los italianos por defender sus derechos; que denigras a los españoles por defender a los españoles. La gente como tú es solidaria con el dinero de los demás, eso es robar. Deduce lo que eres.