Una conferencia sobre inmigración

Me emocionaba hace poco, en una conferencia, al ver que hay personas jóvenes -ponentes y entre el público- que continúan la honda preocupación sobre el tema de la atención a la población migrante que a muchos y muchas nos ha movido antes. En algún momento de la misma, se han utilizado expresiones mejores que ésta de “población migrante” como, por ejemplo, población en movimiento que reflejan el intento por dar un paso más en normalizar -en el siglo que estamos- que la gente se mueve, por muchas y variadas razones. Pero poco más, después de unos años ausente de este tipo de foros, no he detectado grandes avances, si bien sí que la misma alegría de conocer y reconocerse entre personas que de otro modo se perciben muy solas en sus trabajos dentro de nuestras sociedades construidas sobre cimientos racistas que se hace escaso esfuerzo en visibilizar.

Tras mi ausencia, por ejemplo, me duele, pero no sorprende, que una propuesta actual sea la de la mediación sanitaria, entendiendo por tal que una figura, especializada en muchas cosas, esté presente en la relación entre un sanitario y un paciente extranjero. Decían, como ya hace 20 años, que hay situaciones en salud, muy mediadas por factores culturales, que no pueden atenderse con una llamada telefónica a un traductor lingüístico o usando un traductor tecnológico. Evidentemente, la sanidad pública está muy lejos de incorporar algo así de manera estable porque tiene un coste que, en época de recortes producto de un cambio de modelo en la sanidad pública (siempre denunciable), no es asumible, y porque no todos los profesionales sanitarios están convencidos de trabajar con algo más que con la patología en cuestión. El caso es que siguen existiendo algunas experiencias de esta forma de trabajar en la sanidad, con mediadores y mediadoras, pocas, y sobre todo llevadas a cabo por ONG; impulsadas, eso sí, por los raros médicos que no creen que su relación con el paciente y la enfermedad deba ser la estipulada para 5 minutos o mediada sólo por técnicas diagnosticas y medicamentos.

El etnocentrismo con el que están diseñados nuestros sistemas sanitarios, por descontado las leyes que afectan a la extranjería, han sido otro punto puesto de manifiesto. A estas alturas a mí me resulta redundante, pero claro, hemos pasado muchos años en los que, aunque parezca mentira, los inmigrantes (en situación irregular) no tenían derecho a la sanidad y aun ahora se encuentran con trabas de acceso; qué puede ser más etnocéntrico. Qué puede, como alguien decía, ser más perjudicial para la salud que tu código postal.

La salud mental, otro tema de las presentaciones. Si ya de por sí es la hermana pequeña de la salud pública, por mucho que se diga que el proceso migratorio supone ciertos riesgos y no sólo por los motivos de la migración o los propios de algunos tránsitos (violencias y pérdidas de todo tipo) sino por lo que se vive en la sociedad de acogida, no se puede hacer otra cosa que insistir en ello y confiar que alguien lo escuche. Hay escasos especialistas en algo así como psicología o psiquiatría transcultural, si bien algunas multinacionales van usando desde hace años perfiles similares para equipos de alto rendimiento. Es decir, lo que por un lado se reconoce como útil para generar dinero, no tanto para atender a la salud.

Me ha llamado la atención que en ningún momento se han mencionado términos como intercultural, multicultural o asimilacionismo siempre presentes en las discusiones de entonces. Sí se ha mencionado el modelo ecológico o lo emic y etic. Bien, entiendo que cuando desde la política extrema y el periodismo se ha pasado a utilizar el primer grupo de conceptos especialmente para argumentar el rechazo a la inmigración, la discusión de los profesionales e investigadores debe, inmediatamente, abandonarlos o no, pero es una opción razonable hacerlo si te quieres explicar.

Lamentablemente, creo que en atención a población migrante tanto en el ámbito sanitario como en los demás, no hemos avanzado, y seguramente retrocedido. Los contextos económico y político, relacionados entre sí, pueden ayudarnos a explicar una parte. La vuelta de tuerca adicional en la ideología neoliberal consiguió no sólo provocar una gran crisis de todo tipo (económica, financiera, social…) sino salir reforzada de la misma, su mayor logro. Esto no hubiera sido posible sin la connivencia del sistema político que ha favorecido que arraiguen nacionalismos excluyentes de todo tipo, cuya máxima representación son los que abiertamente se basan en el discurso anti todo, pero fundamentalmente extranjeros y extranjeras. En nuestro entorno esto se puede ver reflejado desde la UE (y su Brexit), pasando por el Estado, las Comunidades y claramente hasta los Ayuntamientos. Es así muy difícil sostener un discurso de mejora de la atención por muy evidente que sea que la población migrante padece causas estructurales que ponen a demasiadas personas en una especial situación de riego. Se puede decir, claro, pero no calará, por muy científico, basado en la evidencia y apolítico que quieras elaborarlo.

Igual que me emociona ver a gente más joven implicada en esa lucha, también creo necesario expresar una disculpa. No fuimos capaces, nos rendimos, nos retiramos, demasiados de los convencidos y convencidas por el camino. Podríamos haberlo intentado con más fuerza, resistido la marginación, a las organizaciones petardas, las administraciones inhumanas, los políticos y políticas racistas, a la sociedad ensimismada en llegar a fin de mes.

No se trata ahora de pedir que otros sean héroes donde nosotros no lo fuimos. En el mundo hace mucho frío fuera de los canales de poder establecidos por los menos; por mucha razón que creas tener, si tocas demasiadas fibras sensibles es mejor que tengas acopio de mantas.

¿Qué se puede hacer? Si elaboras un discurso de abuelo, basado en la emoción por ver a las generaciones más jóvenes y desde los errores del pasado que cometiste, así como las advertencias y los malos augurios, tal vez cabe esperar algún consejo. Pues no. La estupidez humana es mucho más acumulativa que el conocimiento, luego me temo que por mucho que los años me hayan dado algo del segundo -poco en realidad-, sin duda mucho más de la primera. Ahora que esto es una liberación, saber que eres estúpido. Lo que yo intento, y no es un consejo, es huir de los que no saben que son estúpidos y estúpidas, más si ocupan carguitos, porque discutir con alguien que no es consciente es -como dice el refrán- entrar en su terreno, en el que tiene mucha más experiencia.