Buenismo

Guerra tras guerra se acaba demostrando que la espiral que crece hasta que se derrama sangre está basada en visiones parciales, equivocadas e interesadas del otro. La de Irak es sólo el último ejemplo y el informe Chilcot una muestra del incremento de la velocidad de nuestros días para llegar antes a la misma conclusión a la que sólo un poco después suelen llegar los historiadores.

El primer ataque, en cada caso, me parece que ha podido ser igual al que hoy se produce cuando algunas personas utilizan la palabra buenismo. Es decir, puede que todo empiece con alguien que te llama buenista si no estás dispuesto a contrata atacar ante lo que se considera una ofensa, un feo o directamente un ataque de los otros-malos que en el fondo sólo buscan tu aniquilación. Por supuesto esta atribución de intenciones maléficas al otro es necesaria siempre, todas las guerras las empiezan quienes se están defendiendo del otro, nadie parece haberlas provocado, son algo a lo que te obligan, te arrastran inevitablemente en tu defensa.

Por supuesto el pacifismo será catalogado de utópico por quienes gustan de acusar de buenismo a todo el que no piense como ellos, eso no hace falta ni discutirlo, se asume. Al final, siendo realistas -te dirán- la sociedad se sustenta en el uso de la violencia, es esta y la posibilidad última de recurrir a la misma sobre lo que se sostiene el edificio. Pues vale, supongo entonces que su consideración es que la civilización es lo que ocurre entre guerra y guerra. Puede ser, desde luego la violencia es parte de lo humano.

Pero no es eso lo que nos ocupa en estas líneas. Resulta que el Papa, ante los ataques en Europa, dijo a los periodistas algo muy obvio, algo así como que los mismos no se pueden relacionar con la práctica de una religión y que vinculado a todas las religiones hay facciones radicales, extremos que se aprovechan de las mismas. Pues para no pocos tertulianos y tertulianas, en los días que siguieron, la interpretación fue que esta postura era de un buenismo esperable del Papa, pero buenismo a fin de cuentas. La verdad para estos defensores a ultranza de la realidad única es que los islamistas son los que nos atacan buscando nuestra destrucción. Sin saber cuantos de los millones de musulmanes se pueden considerar dentro de esta categoría de islamistas, tampoco escuché reflexión alguna sobre que algún musulmán en alguna parte del mundo -también contrario a los buenistas- podría considerar que los catolicistas, por ejemplo, les atacan para acabar con ellos. Es igual de ridículo y equivocado, pero Irak, Afganistán, Siria, Libia… podría llevar a alguien a pensar de esta manera -insisto- tan equivocada.

Europa se va poblando de islamofobia y de paso inmigraciónfobia, cuestión que tampoco es nueva de ayer, sólo que a veces se hace más visible y cobra un poco más de fuerza. Y sorprendentemente los acusa buenistas señalan como culpables a los populistas de derechas que se aprovechan de las clases trabajadoras más perjudicadas por la crisis que se dejan absorber por el discurso fácil y directo a las más bajas pasiones. Vaya tela ¿no?

Europa se niega a evolucionar, quiere conservarse. Ya no estamos dispuestos a confrontar nuestras identidades e ir construyendo otras nuevas sobre las mismas, pretendemos un estancamiento dentro de un universo, planeta, civilización, estados, culturas… que están siempre en movimiento. Por supuesto esto a la larga no tendrá éxito alguno, cambiaremos de alguna forma. Por eso yo siempre me pregunto cómo es posible que, dentro de las tantas tertulias, programas de discusión y demás, nunca encuentres hablando personas algo distintas, inmigrantes o musulmanes por ejemplo. Y no sólo sobre religión o inmigración, ¿a caso no pueden tener opinión sobre la formación de gobierno o la corrupción? Por qué motivo se sigue representando una realidad única, monolítica, cuando esta es mucho más variada -en el mundo por descontado- pero en España también. Quizás fuera un buen primer paso para evitar dolores futuros.

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