Evaluación

Ya parece evidente que no se va ha realizar una evaluación de los discursos, las lógicas o las medidas que hemos utilizado durante la pandemia. Idealmente estoy pensando en una investigación promovida por los gobiernos si bien no dirigida por los mismos y que involucrara a la ciudadanía, es decir, algo más riguroso, profundo y participativo que una comisión de investigación política, puesto que otro tipo de evaluaciones e investigaciones seguro que se harán y aparecerán libros y tesis doctorales.

Que sea casi seguro que esta fórmula que yo imagino no vaya ha tener lugar se deberá a muchas razones, una general es que interesa que no se haga. No es lo mismo que decir que no interesa hacer dicha evaluación, puesto que podría confundirse con que los posibles resultados no tuvieran valor y sería una pérdida de recursos; simplemente el sistema de las élites políticas está interesado en no hacerla.

Buscando noticias pasadas, el Presidente del Gobierno, en junio del año 2020, “anunció en el Congreso la creación de una comisión mixta con el Senado para estudiar la gestión de la pandemia y la situación de la sanidad pública.” En mayo de 2021 seguía sin producirse pese a que había registradas tres iniciativas distintas, de distintos grupos parlamentarios, solicitando que se realizara. Según la noticia, la oposición interpretaba que el gobierno estaría preocupado por los posibles trapos sucios que afloraran, y el gobierno alegaba falta de tiempo y exceso de trabajo.

https://www.20minutos.es/noticia/4711668/0/retrasa-venceras-sanchez-bloquea-iniciativas-evaluar-gestion-pandemia-vacunacion-sanidad/?autoref=true

En junio de 2020, en la propia página de la Moncloca se podía leer:

Pedro Sánchez se ha mostrado favorable a la creación de una comisión mixta Congreso-Senado que realice una evaluación de las causas y efectos de la pandemia COVID-19 para aprender de ese “debate constructivo” y que “los gobiernos futuros encuentren una situación mucho mejor” ante situaciones similares.

https://www.lamoncloa.gob.es/presidente/actividades/paginas/2020/160620-sanchez-senado.aspx

El papel del gobierno central es, obviamente, clave para una investigación de esta naturaleza pero el desempeñado por los gobiernos autonómicos y por el sistema político en general también lo son. De tal forma, parece que alguna comunidad autónoma tampoco estaría dispuesta a que se evaluara su propia gestión llegado el momento y si así se planteara. En definitiva, ese aprendizaje al que se refiere el Presidente en junio de 2020 y esa utopía por la que el gobierno que fuera -y en el futuro- estaría más preparado para hacer frente a una situación similar, interesa que no tengan lugar.

Un ejercicio como el que idealmente se propone, al poco de comenzar llevaría a los investigadores honestos a profundizar en las causas y consecuencias de la pandemia, y estas, a cada paso, apuntarían irremediablemente también al sistema sanitario. Claro que es tramposo anticipar los resultados de algo que no tendrá lugar, pero justamente es parte de lo que se pretende, que cada cual se quede con su idea y no se construyan interpretaciones colectivas. Cada persona que ha vivido la pandemia tendrá su propia versión pero nunca estará segura de que sea válida y, a medida que pasa el tiempo, los recuerdos serán más dispersos y cabrá interpretarlos según el momento presente y al albur de los intereses político-mediáticos de ese instante.

Lo anterior es habitual en la experiencia humana, pero hay sucesos que es importante no tener que esperar a los libros de historia para abordarlos colectivamente, y este podría ser uno dada la intensidad con la que lo estamos viviendo. Es perfectamente comprensible que la clase política quiera no hacer una evaluación porque cada línea y cada tema que se aborde serán usados como arma arrojadiza entre ellos, pero no se dan cuenta de que esta lógica es justo la que subyace a la necesidad de realizar esa evaluación. Es decir, si en vez de mensajes cortos lanzados a sus audiencias para enfadarlas con sus rivales, se hubieran dedicado a analizar, discutir racionalmente y explicar cada paso, es posible que ahora nos hiciera menos falta esa especie de cura tras la enfermedad que de alguna forma -también- es una evaluación.

Nuestro cuerpo social ha sido expuesto a la enfermedad y alterado de miles de formas distintas, ya no volverá a ser el mismo, y hace falta mirarse en el espejo, ver el reflejo de lo que ahora somos, tocar las cicatrices y pensar cómo continuar. Ocurre lo mismo con cualquier enfermedad que nos acontece como individuos, o tras una operación quirúrgica, puedes recuperar la salud, a veces hasta mejorarla, pero no será antes de que asimiles que estuviste enfermo y volverás a estarlo, motivo éste último que obliga a reflexionar sobre la sanidad pública. Nuestro sistema político no puede seguir comportándose como el individuo inmaduro que se cree invulnerable y entiende que la realidad es solo ese instante que está viviendo.

Así que sí, sigo pensando que sería necesario un ejercicio de reflexión colectiva porque nuestra democracia ha seguido deteriorándose a medida que avanzaba la pandemia, aunque el proceso no empezara con la misma. Y es pertinente reconducir la situación, revisar, modificar o asentar valores.

Dentro de todo el proceso evaluador hay una situación, la de las residencias de mayores y los protocolos o instrucciones para no trasladar a los que enfermaban a los hospitales, que requiere una atención especial. Pese a cierta presión social, hoy da la sensación de que aquellas decisiones no tendrán persecución penal, pero tampoco revisión, cuestionamiento, evaluación… casi ni se menciona desde la política, pasó y pasó, mejor olvidarse y mirar al futuro, nos insisten. Pero saben que esto no es posible, el futuro solo existe como reconstrucción presente del pasado; es la debilidad y fortaleza de una especie débil individuo a individuo como la nuestra que se comporta como si no lo fuera.