Una de las cosas más sorprendentes de los primeros días tras las inundaciones fue escuchar que Aznar acusa a Sánchez de “tratar a los compatriotas víctimas de la DANA como si fuesen extranjeros”. Estas palabras pasaron desapercibidas en los análisis que se hicieron esos días posiblemente porque el interés político estaba en otro lugar y se trataba de dirimir responsabilidades. ¿Qué quiso decir? Evidentemente que consideraba que el Presidente del Gobierno trataba mal a las víctimas de la DANA, tan mal como si fueran extranjeras. Por un lado está bien asumir que se trata mal a las personas extranjeras, si es en el territorio español peor a las migrantes que a las turistas. Lo que no existe es motivo para hacerlo salvo una cabeza torcida, probablemente rellena de un patriotismo mal entendido y no poco racismo.
El caso es que no quedó así, continúa: “Cuando se afronta una situación de ese tipo, además de asumir la responsabilidad, no hay que tratar a los compatriotas víctimas como si fuesen extranjeros. Cuando se tiene la responsabilidad del Gobierno, no se es presidente de una ONG, se es presidente del Gobierno“.
https://www.elmundo.es/espana/2024/11/06/672bb94ae85eced3278b459a.html
Es difícil encajar a las ONG en esta ecuación, porque las mismas y por principios no están para tratar mal ni a extranjeros ni a nacionales, en realidad y si me apuran, están para cubrir el mal trato que el estado proporciona a determinados grupos. Evidentemente una parte de la población no tiene la misma idea, los ataques a base de mentiras que sufrió Cruz Roja después de la riada son un claro ejemplo.
Aznar nos deja caer, además, que tener la responsabilidad de un gobierno de alguna forma es diferente de presidir una ONG. Y es verdad, un gobierno tiene más recursos, infinitos más, también al ejército. Pero cabe intuir que estaba pensando que un gobierno y una ONG se guían por principios diferentes, imaginamos que esta última y en su cabeza por sentimientos altruistas o caritativos. En tal caso nos quedaría saber los principios por los que según el ínclito debe regirse un gobierno ¿tal vez por los de racionalidad económica o electoral y de mantenimiento del poder?
Se puede pensar que las palabras de este señor en ese momento no importan, tenía que decir algo por la actualidad, pero ya no pinta nada y tampoco fue un buen presidente cuando le tocó asumir responsabilidades en catástrofes durante su tiempo. Lo cierto es que por segunda vez últimamente el papel del ejército pasa a la actualidad tras momentos complicados. La anterior vimos cómo el todavía hoy presidente del gobierno llenó las ruedas de prensa durante la pandemia de uniformes. Duró poco, quizás se dio cuenta de su error, pero como no hemos aprendido nada de aquella época no lo podemos saber. Hoy, la ciudadanía solicitaba durante las primeras horas bajo la destrucción la presencia del ejército, y finalmente se ha puesto la reconstrucción en manos de un militar. En un sistema democrático el ejército está al servicio del estado, es estado, el problema puede venir cuando por la incompetencia política se acaba recurriendo al mismo como el gran salvador, dando la sensación de que no es gobierno ni ONG, simplemente es eficaz y muy sacrificado.
No parece prudente obviar la historia de nuestro país y el papel que el ejército ha jugado en la misma y cuántos levantamientos o intentos hemos tenido. No lo es porque algunos ciudadanos no han dejado nunca de pensar que vivir bajo la autoridad del mismo es mejor que la democracia. Pero, además, cada vez un mayor número parece que va pensando que bajo determinadas situaciones es mejor suspender la democracia, más útil si se quiere.
Probablemente es algo paranoico, pero la aparición en los medios durante días de personas afectadas por la riada clamando por la llegada del ejército me preocupó. El mismo, ya se ha mencionado, es un recurso al servicio del estado, pero el clamor daba la sensación de pedir la intervención de algo distinto, un órgano independiente con fuerza para imponer su propio orden, el necesario en situaciones límite. Mis problemas mentales podrían quedar así, si no fuera por la decisión de poner a cargo de la reconstrucción a un militar que dice que no responderá a nada salvo a su franja salarial. El caso es que son dos los militares fichados para la reconstrucción.
No se trata de cuestionar la valía e inteligencia de estas personas, todos y todas entenderemos que el problema es el reconocimiento implícito de la incapacidad civil para afrontar la crisis. Ya lo fue durante la larga comida de un presidente autonómico, que no se puede olvidar es estado, ahora se sigue evidenciando al buscar fichajes en el ejército. Yo hubiera preferido que, desoyendo a Aznar, hubiera colocado a dos presidentes de ONG.